lunes, 16 de agosto de 2010

PIEL ANHELANTE

La naturaleza nos da el elemento primordial con los cuales, el hombre forma poemas, tragedias, su vida...
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El maneja estos elementos y los ordena para dar satisfacción a las exigencias de su espíritu y de su alma, formando los más bellos sueños que se desprenden de un rayo de luna y quedan aprisionados en los ojos de los enamorados, en ellos se ve el reflejo de las estrellas y el dulce sentir... ir y venir de los dedos sutiles sobre la piel anhelante.
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Cuando el hombre dice estar enamorado, piensa que el amor es muy sencillo, mientras que en realidad es una cosa muy majestuosa porque... el deseo puede elevar grandes montañas, fundar enormes ciudades, colocar la luna en las manos de la amada y rodearla de los más delicados sentimientos, con el simple anhelo de rozar sus tersos pétalos de amapola roja, como por una sutil brisa y así... consumar un beso.
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La naturaleza le ha enseñado al corazón a sentir, a ver y a oír esos sentimientos que tan misteriosamente se guardan en nuestros pechos, que al caer la noche, cundo nosotros estamos dormidos, hablan con las estrellas que están en lo alto de los cielos, gritándole, indagándole, implorándole... el porqué uno se enamora, el porqué codiciamos cual zapatillas plateadas, recorrer rodo el cielo y sacudir esa inmensa manta bordada de estrellas doradas para así formar una inmensa odisea que cubra nuestro sueños.

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Venir directamente del país de las hadas, aferrados de un rayo de luna y ver en unos ojos soñolientos el reflejo de duendes y arboles mágicos que conceden deseos y jasta quizá con el anhelo de mirar un cuerpo para buscar un rastro de polvo de estrellas que se haya quedado pegado cuando jugaba con algún sueño.

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El amor es un choque, por la admiración y cuando este ha fijado la atención sobre un ser, la ausencia es entonces muy favorable para el nacimiento de un verdadero amor, es como un hogera que no puede arder si no se le alienta, en donde se funden juntos dos amores, dos almas, dos vidas, para formar una sola llama que perdura eternamente.

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El amor es cual amapola, adulada por la sutil brisa de la cual está pendiente el filamento del olvido que simboliza la delicadeza y al mismo tiempo la rigidez de la flor.... y al pasar el dedo entre sus pétalos, sentir ese dulce terciopelo que trata con agrado el sentido del tacto.

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Pues asi... el hombre desde sus primeros pasos, camina recorriendo diversos caminos, buscando el amor como un pañuelo de seda blanco que roce las sonrojadas mejillas del infante cuando toma por primera vez la mano de la creadora de su sueño.

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Busca besando diferentes bocas, acostándose en diversos lechos, esperando con ansia la llegada de su amada, en una fria y oscura esquina de una calle, de una ciudad de alguna nacion... y al pasar de los años, cuando llega el blanco y duro invierno de la vida.... la esperanza muere, pero... queda áún el consuelo de poder seguir soñando....

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Gisella Ghersi.


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